lunes, 16 de abril de 2012

Durante el Renacimiento, la idea de higiene empezó a imponerse más y más en la sociedad, especialmente en los núcleos urbanos. Llevar utensilios de limpieza y de aseo en las bolsitas que se ataban a los cinturones y fajas, eran signos de buenas maneras e incluso denotaban un elevado estatus social. Entre esos utensilios de higiene llaman la atención los denominados limpia orejas.

Limpia orejas. París, siglo XV. Plomo. Musée National du Moyen Age, París.

Estos utensilios tenían forma alargada, y uno de sus extremos solía rematarse en forma de cucharilla o espátula, la cual servía para retirar el cerumen. El otro extremo iba normalmente decorado con alguna figura tallada.

Limpia orejas. Francia, siglo XIV. Hueso. Musée National du Moyen Age, París.

Se realizaban en diversos materiales, desde madera hasta marfil, y eran un lienzo fabuloso para que los tallistas pudieran desarrollar todo su potencial realizando figuras muy cuidadas en sus detalles en un espacio de ejecución tan pequeño.
Aún así, su técnica no era especialmente complicada, y por ello estos limpia orejas se realizaban de una forma   seriada y se vendían en cualquier mercado de las grandes urbes. Por ello, era un objeto de fácil acceso económico, aunque su precio variaba según el material en el que estuviese realizado y las altas clases sociales eran los que lucían los más ricos.

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